Los materiales tienen una propiedad importante llamada resistencia a la corrosión que les permite resistir la degradación causada por sustancias dañinas en el ambiente. Varios factores, como productos químicos, humedad, temperatura, presión y fricción, pueden causar corrosión. Estos factores pueden producir una reacción química que degrada la superficie del material, lo que disminuye su vida útil y pone en riesgo su estructura.
El cromo presente en el acero inoxidable forma una capa protectora en la superficie del material que evita la oxidación y corrosión del material subyacente. La cantidad de cromo presente en el acero inoxidable varía según la calidad del material, y cuanto mayor sea el porcentaje de cromo, mayor será su resistencia a la corrosión.
Las aplicaciones que necesitan resistencia a la corrosión, como la construcción de barcos, plataformas petrolíferas, sistemas de tratamiento de agua, instalaciones químicas, equipos médicos y alimentarios, entre otros, utilizan mucho el acero inoxidable. El acero inoxidable puede resistir la corrosión incluso en situaciones extremas, como en ambientes agresivos como el agua salada o los ambientes químicos.
Además del cromo, el acero inoxidable también puede contener otros elementos, como níquel y titanio, que pueden mejorar su resistencia a la corrosión. Estos elementos pueden mejorar la resistencia a la corrosión en ambientes específicos, como los ambientes altamente ácidos o alcalinos.
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